La sirvienta le pidió un aumento a su patrona y la señora de la casa algo molesta le dijo:
-Señora-. ¿Quiero que me digas tres razones por las que mereces un aumento?
-Sirvienta-. Pues me dijeron que yo cocino mejor que usted.
-Señora-. ¡Ah! ¿Sí? ¿Quién te dijo eso?
-Sirvienta-. Me lo dijo su marido el otro día que le prepare la cena.
-Señora-. Ok, dame otra razón por lo que crees que mereces un aumento.
-Sirvienta-. Me dijeron que plancho mucho mejor que usted.
-Señora-. ¿Y quién te dijo eso?
-Sirvienta-. Me lo dijo su marido el otro día que le planche sus camisas.
La señora rabiaba de coraje con la sirvienta y con su marido pero mantuvo la compostura.
-Señora-. Ok, dame otra razón por la que crees que te mereces el aumento.
-Sirvienta-. También me dijeron que soy muchísimo mejor en la cama que usted.
-Señora-. ¡Y eso te lo dijo mi marido también! ¿?
-Sirvienta-. No señora, fíjese que me lo dijo el chofer…
-Señora-. ¡No se hable más! Aquí tienes tu aumento del 50 por ciento.